Buscando presa {libre}

Esta ciudad me gusta, pero al mismo tiempo me parece deplorable.
Me gusta porque... no sé, el cielo encapotado permanentemente lo tiñe todo de misterio, y además me permite salir a dar un paseo sin tener que preocuparme de caminar por zonas oscuras o donde dé la sombra.
Pero al mismo tiempo es deplorable... porque es muuuuuy aburrida.
Sin embargo, el ser un lugar pequeño me puede ayudar a buscar presa. Lo cierto es que estaba hambrienta. ¿Cuántos atontados humanos se lo pensarían dos veces antes de seguirme a un callejón oscuro? Muy pocos, la verdad. Demetri solía decir que debería dedicarme profesionalmente a esto. Demetri... No, mierda, ya estaba pensando en él otra vez.
Agité la cabeza con fuerza tratando de sacarle de ahí. Bueno, por el momento no me acordaría de él un rato. Ahora me concentré en lo que importaba... Mi presa.

Mi nariz me ardía mucho. Era muy buena reconociendo olores y en Forks no sería una excepción.
Desde hace rato que mi nariz ardía y ya me había acostumbrado un poco, pero aún ardía. Y es que los licántropos en La Push y todos los humanos alrededor de mí hacían que me ardiera. Maldición, pensé.

No era carnívora, o no lo era en mi opinión al menos y siempre me controlaba bastante bien. Pero ese día... era demasiado, sinceramente, las presas de ahí olían muy bien... ¿Presas?

Me alejé lo más pronto posible de ahí, tarde o temprano no resistiría más y acabaría cometiendo un error. Pero es que olían tan bien...

Después de unos 5 o 10 minutos que pasé sentada en una banca, decidí darme un lujo. Probablemente nadie se de cuenta. Mientras caminaba hacía un callejón oscuro mis piernas me decían que no y mi olfato que sí.
Al estar pensando tanto, al llegar al callejón, no pude notar el olor de un vampiro hasta que llegué, ¿pero que es lo que me pasaba ahora?. Me acerqué más al callejón, seguro ella ya me había visto, pero como quiera no hablé.

Me relamí los labios, quitándome la sangre que mi víctima había dejado en ellos. Aún no estaba muerto y podía aprovecharme más de su sangre, pero sí estaba ya inconsciente. Sin embargo, ahora tenía cosas más importantes... Cosas como la híbrida que se me había acercado. Yo siempre estaba disponible para hacer relaciones públicas, incluso en medio de la comida.
- Buenos días -saludé con algo de neutralidad, aunque intentando ser amable. No soy muy amigable, qué le vamos a hacer; pero acababa de alimentarme y estaba de buen humor, dentro de lo que soy yo-. ¿Quieres? -le ofrecí pateando el cuerpo inerte del humano. En breves moriría-. Aún le queda algo.