Pensando un poco [ Jane ]

por **Alec Volturi** Mar Abr 06, 2010 5:13 am

Estaba aburrido, en el castillo, no había salido desde aquella noche que los Volturi perdieron su honor en el enfrentamiento con los rumanos. No tenia humor de nada, me gustaría recostarme en mi cama, cerrar los ojos, y quedarme así hasta que el fin del mundo llegara. Pero no podía, debía estar alado de mi hermana a todo momento, aunque había momentos que deseaba espumarme del mundo, que estarla aguantando pero en fin, lo soportaba. Tenía la esperanza que regresaría todo a la normalidad, y que ella volvería a ser la misma.

Me encamine hacia una de las salas del castillo, con pesadez y aburrimiento en la cara. Al llegar me acosté en el sillón. Ahora que lo recordaba no había visto a Jane, hice una mueca, imaginando donde podía estar. Cerré los ojos, - Si me necesita vendrá – Susurre, para mí mismo. Suspire tranquilo, me relajaba el silencio del lugar, no había nada que interrumpiera mi relajación. Entre lacé mis manos en mi nuca, en ese momento deseaba poder dormir. Era un momento perfecto para hacerlo, pero era imposible.

Respire profundamente, tarareando un poco, parecía que nadie estaba, sonreí alegre por una vez en tanto tiempo, me gustaba la soledad en este instante. Era verdad que la soledad era la mejor compañía en momentos de frustración.
Cuando volví a respirar, sentí el aroma de alguien. Arquee una ceja, olisqueando un poco, era el aroma de mi vida, quite mis manos de la nuca, sin abrir los ojos, extendí los brazos para que viniera conmigo - ¿Cómo estas, hermana? – musite, esperando que se acercara. Volví a respirar su aroma, de alguna forma me encantaba.
- Me estaba preguntando dónde estabas, parece que nos hablamos mentalmente, hermana – Dije, soltando una risa sorda.

por **Jane A. Volturi** Jue Abr 08, 2010 5:58 am

Recorría Volterra, desesperada de alguna forma, odiaba el haber perdido el poder y más aún haber perdido mi orgullo, mi honra, ante los nuevos “reyes”, pero los rumanos me lo pagarían algún día, de ello estaba segura, los exterminaríamos y ninguno quedaría vivo...

Necesitaba estar sola, despejar mi mente, y no sólo con eso, también luchaba contra mí misma, contra aquel sentimiento prohibido que sentía hacia mi hermano.
Aquellos pensamientos me inundaban mientras caminaba de forma ausente, recordando cada odioso momento, pero ya daba igual, mi humor no era el de los mejores pero no podía hacer nada contra ello, aunque cada vez que trataba mal al único ser que amaba, a quien le pertenecía mi corazón en secreto, un cargo de conciencia se hacía presente y hacía que sufriera en silencio...
Pero aquello daba igual... sabía que jamás le pertenecería, que, aunque lo amara lo nuestro no podría ser...

Llegué al castillo, para pasear sin rumbo por él dudando en ir a ver a mi hermano o no, en eso antes de llegar a la sala de los príncipes escuché sus murmullos que llamaron mi atención, agudizando el oído para escuchar mejor sin que notaran mi presencia, escuché algo sobre una carta que ni Alec ni yo debíamos descubrir, corrí para llegar a la habitación, para abrir la puerta e inquirir una explicación a ello, los señores sabían que yo era capaz de cualquier cosa, en especial en estos momentos, así que ellos accedieron a contarme la verdad, entregando en mis manos aquel sobre, que mantenía un secreto y pidiéndome que no me enojara y que no los odiara por mantener privada aquella información y lo más importante que odiara a Alec… ¿Odiarlo? Yo jamás podría odiarlo…

No abrí el sobre, pero las ganas de saber lo que decía me carcomían por dentro, deseaba saber la verdad entre nosotros, pero deseaba saberlo junto a él, lo quería a mi lado, con tenerlo bien, “vivo” y feliz, me hacía ser feliz, pero claro, yo a veces con mi actitud no dejaba que él fuera feliz… lo preocupaba demasiado…

Abrí la puerta con cautela, con expresión sería, ocultando mi nerviosismo hacia el asunto, me quedé en el umbral de la puerta observando a Alec, sin cambiar mi expresión, aunque me no pude evitar las ganas de sonreír ante su acción, el extenderme sus brazos de forma servicial, tentándome a lo prohibido, a abrazarlo, a besarlo…

Preguntó como estaba, no le respondí, corrí a paso humano y lo abrasé, lo necesitaba, necesitaba sentir aquellos brazos que me hacían sentir segura…
No hablé, simplemente me mantuve abrazada a él, iba a esperar que él sacara el tema para la conversación que debíamos tener.

(off: lamento la pobreza del post u.u

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